Jiva o Khiva, casi en la frontera con Turkmenistán y encajada entre los desiertos de Kara-Kum y Kizil-Kum, forma junto con Samarcanda y Bukhara el “triángulo de oro” de Asia Central como verdaderos oasis de la Ruta de la Seda. La historia más importante de esta ciudad es algo más reciente, del siglos XIX para ser exactos, cuando fue capital de Corasmia. Como consecuencia, sus monumentos están mucho mejor conservados y son, en su mayoría, originales. Dentro de la breve historia de esplendor de Jiva existe una parte muy triste ya que fue sede del mayor centro de comercio de esclavos de toda Asia en pleno S.XIX.

Ichan Qala (o Ichan Kala), la ciudad interior amurallada de Jiva que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en una construcción de 1853 donde llegaron a residir hasta 250 estudiantes. Se trata de un laberinto de calles de adobe, salpicadas de cúpulas turquesas y múltiples minaretes que te transportan en el tiempo. De hecho, muchos dicen que se parece a Agrabah, la ciudad ficticia donde se desarrolla la historia de Aladdín, porque tiene un estilo muy similar y además cuenta con un palacio fuera de las murallas de la ciudad.

Es con diferencia la ciudad más turística de Uzbekistán, o al menos donde más turistas por metro cuadrado encontramos. Sus calles están llenas de puestos de souvenirs y los precios de las atracciones turísticas y los restaurantes son más elevados que la media. Dicho esto, no os la perdáis por nada del mundo. Es mágica, maravillosa, sorprendente y un paraíso para hacer fotos en cada rincón. Ya sabéis que el viejo truco de madrugar te permite disfrutar de la ciudad a tus anchas, si el turisteo abundante os agobia durante el resto del día 🙂

¿Cuántos días se necesitan para visitar Jiva?
Jiva es la más pequeña de las ciudades turísticas de Uzbekistán. Realmente con un día completo se puede visitar el conjunto del centro histórico. Pero os aconsejamos pasar al menos una noche en la ciudad. Vais a alucinar con el atardecer sobre las cúpulas turquesas, con la luz del ocaso salpicando sus murallas y con los monumentos iluminados. Además, hay multitud de terrazas donde cenar muy rico y con buenas vistas.

¿Cómo llegar a Jiva?
Al planificar un viaje a Uzbekistán, a muchos les puede entrar la duda de si visitar Jiva o no. La verdad es que está bastante aislada del resto y cuadrar los horarios y los días puede suponer un quebradero de cabeza. Nuestro consejo es que lo hagáis, o al menos lo intentéis. El avión siempre es una buena opción, hay vuelos desde el resto de ciudades importantes uzbekas a diario. Incluso es posible que varios al día. El aeropuerto más cercano es el de Urgench. El tren y el taxi privado también están disponibles. Podéis echarle un ojo a nuestra guía de Uzbekistán para saber más sobre el transporte en este país.
Nosotros combinamos nuestro viaje a Uzbekistán por libre con un tour guiado de 5 días en Turkmenistán. Así que llegamos a Jiva desde la frontera turkmena en taxi. Los traslados desde la frontera y desde el aeropuerto hasta la ciudad suelen rondar los 15$.


¿Qué visitar en Jiva en un día?
Lo primero y primordial es hacerse con un ticket que nos permita visitar todas las atracciones. Sí, aquí se paga por todo y bastante más que en el resto de Uzbekistán, aunque nada desproporcionado. Si os alojáis dentro de los muros no es necesario que paguéis la entrada a Ichan Qala, sin embargo para entrar en la mayoría de monumentos se requiere una entrada común. Aquí tenéis todas las opciones:
– 50K UZB: entrada de paseo a Ichan Qala, solo si se accede por la puerta Oeste y si no se está alojado dentro de las murallas – 100K UZB: entrada para todo el complejo salvo la torre de vigilancia, el minarete Islom Khodja y el Mausoleo Pahlavon – 150K UZB: entrada para todo el complejo salvo el Mausoleo Pahlavon |
Lo ideal es madrugar y, antes del desayuno, pasear y hacer fotos por las calles desiertas de Jiva. A esta hora, los vendedores de souvenirs aún no están en las calles y se pueden visitar determinados monumentos más tranquilamente.

La primera visita será al conjunto de Islam Khodja que abre a las 9 am. La idea es subir a lo alto del minarete. 112 escalones que llegan hasta los 56 metros de altura, donde se obtiene una magnífica panorámica de toda la ciudad. La subida es de aupa, escalones de medio metro, en forma de caracol y con un techo tan bajo que no te permite ir estirado. Además, la ruta de subida y bajada es la misma 😮 , con lo que si tenéis algo de claustrofobia, no es muy recomendable. Eso sí, las vistas son de 10.
Muy cerca se encuentra la mezquita Juma, famosa por sus más de 200 de columnas de madera que presiden la sala de oración y que sostienen el resto de la estructura desde el siglo X y muchas columnas son de ese mismo siglo, impresionante. No os lo perdáis, cada columna es diferente y hay algunas súper curiosas.



Al lado se encuentra el Mausoleo Pahlavon Mahmud, patrón de Khiva, que data de los siglos XIII y XIV y es un sitio importante de peregrinación para el sufismo. Cobran 6K UZB extra por persona pero lo cierto es que es precioso por dentro, tanto su patio como sus salas de rezo.

La siguiente visita será el palacio de Tash Havli, construido entre los años 1832 y 1841. Estamos ante uno de los edificios más impresionantes que ver en Jiva. Tash Havli o Tash Khauli significa “casa de piedra”. Se dice que la construcción de este edificio requirió el uso de más de 1000 esclavos y no es de extrañar, tiene 150 habitaciones, paredes llenas de azulejos, maderas policromadas en el techo, columnas de mármol… vamos, una auténtica maravilla.

La madraza de Allakuli Khan es una de las más grandes instituciones educativas y religiosas de Jiva. Construida entre los años 1834 y 1835 con dinero de Allakuli Khan, que en aquel entonces gobernaba en Jiva. Hoy en día es un hotel, en el que es una maravilla alojarse, ya que además de ser precioso, estás durmiendo en un edificio con mucha historia 🙂 Y aunque no estéis alojados, podéis entrar y hacer fotos tan guays como esta:

No podemos dejar de visitar el punto más representativo de Jiva, el minarete Kalta Minor. El “minarete corto”, que es su significado, es el verdadero símbolo de la ciudad desde que soñaba con ser un minarete de 80 metros de alto, el más grande del mundo (honor que tiene Qutub Minar con 78 m en Delhi) pero el asesinato de su arquitecto Muhammad Amin Khan en una batalla con turcomamos, lo pospuso para no acabarse nunca.

Imprescindible visitar las murallas de Jiva. Se puede subir a la parte más alta desde la puerta sur de la ciudad. También podemos pasear por las afueras hasta dar con el palacio de Isfandiyar, a unos 10 minutos andando desde la puerta Oeste de las murallas. Al igual que el palacio de verano del emir en Bujará, posee una decoración opulenta en su interior, que cohesiona el arte del Este y del Oeste. Las habitaciones vacías permiten apreciar en toda su magnitud los techos dorados, las chimeneas de cerámica y los grandes espejos de 4 metros de alto. El ticket no está incluido en el billete general y cuesta 50K UZB.




Aprovechamos la luz de la tarde para visitar Kunya Ark. Esta fortaleza protegida desde finales del siglo XVIII suponía una “ciudad dentro de la ciudad” con dobles murallas de adobe de 6,5 metros de ancho y 10 metros de altura que daban cobijo a la antigua residencia de los Khanes. La terraza de la torre de vigilancia ofrece unas fantásticas vistas del atardecer.


¿Dónde comer en Jiva?
- Khiva Moon: fuera de las murallas, menos turístico que el resto y con un servicio muy amable. Además puedes comer sobre las meas-camas típicas uzbekas y echar una mini siesta después bajo la sombra de los árboles del patio.
- Terrassa Cafe: preciosa terraza con magníficas vistas a la ciudad. Tienen platos originales y postres muy ricos (un bien raro en Uzbekistán).
- Cafe Zarafshon: comida con vistas al minarete Islam Khodja donde probar los platos típicos de la región.
Si os ha entrado el gusanillo de visitar Asia Central y Uzbekistán en particular pero no os apetece planificar la ruta o aún no os sentís seguros de cómo hacerlo, podemos ayudaros con nuestras guías 100% personalizadas
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