DÍA 3: DESCUBRIENDO ASHGABAT Y SUS ALREDEDORES

Buenos días desde el Hotel Grand Turkmen. Seguimos en la improbable ciudad de Ashgabat y, tras un primer paseo de reconocimiento en el día de ayer, nos disponemos a descubrir el resto de sus excentricidades. ¡Allá vamos!

Alucinando con la mezquita de Gypjak

A primera hora de la mañana nos dirigimos a la famosa mezquita de Gypjak, construída por encargo del primer presidente de Turkmenistán, Türkmenbashy Ruhy, para ser utilizada como su propio mausoleo. Y efectivamente, aquí descansan sus restos desde su muerte en 2006. Como no podía ser de otra manera, esta mezquita es la más grande de toda Asia Central. 

Os contamos más sobre las “particularidades” del que muchos definen como el líder más excéntrico del mundo en este post. El culto a su persona estaba por encima del culto al Islam. Y como ejemplo nos encontramos con esta mezquita, la única en el mundo cuyas inscripciones no hacen referencia al Corán, sino a un libro escrito por Türkmenbasy sobre la historia de Turkmenistán, su persona y el comportamiento adecuado de los turkmenos. El aprendizaje de este libro era obligatorio en las todas las escuelas hasta hace pocos años, y sus pasajes eran memorizados por los estudiantes.

La mezquita es grandiosa, está impoluta y la verdad, es preciosa. La visitamos completamente solos, para variar, y disfrutamos durante un largo rato haciendo fotos desde todos los ángulos.

Las ruinas de Nisa

Necesitamos nuestra ración de ruinas del día así que nos dirigimos a la antigua ciudad de Nisa, Patrimonio por la UNESCO y capital del Imperio Parto. El Imperio Parto data del siglo III a.C. en la zona de Grecia y Mesopotamia. Nisa, en general, fue una ciudad de templos, palacios y tumbas de los miembros de la dinastía arsácida de Partia.

Las excavaciones realizadas por M.E. Masson entre 1946 y 1960 dieron con restos de las murallas fortificadas, templos, una sala de palacio y el tesoro del rey con estatuas de mármol, vasos del marfil, utensilios, documentos escritos en arameo y muchos vestigios más.

Un bonito paseo conduce desde la entrada al recinto amurallado. Las vistas de las ruinas con las montañas de fondo, todo en medio del árido desierto, crea una imagen de postal. Por primera vez en muchos días nos encontramos algunos grupos reducidos de turistas.

Las locuras de Türkmenbasy

Es hora de volver a la ciudad a visitar el sinfín de locuras hechas edificios que tanto Türkmenbashy como el actual presidente han mandado construir, aprovechando la bonanza de los yacimientos de gas y petróleo del país.

Especial mención a los parques de la ciudad, todos ellos llenos de fuentes y esculturas descomunales y sin un alma a la vista, más allá de los trabajadores encargados de su mantenimiento. Visitamos primero el Parque de la Memoria, en honor a los caídos tanto en las guerras pasadas como en el terremoto de 1948.

Pasamos por el famoso Hotel Yyldyz y por el Palacio de la Felicidad o el Palacio de las Bodas, donde acuden a casarse todos los turkmenos.

Hotel Yyldyz (el más famoso y caro de la ciudad)
Camino a “La Felicidad” 😉
Palacio de la Felicidad o de las Bodas

Seguimos hacia la zona del Monumento a la Neutralidad. Y es que, por increíble que parezca, Turkmenistán es un país tan neutral como Finlandia, Suiza o El Vaticano… Posee una estatua del dirigente Niyazov de 12 metros hecha en oro pulido. Antes de su muerte, la estatua buscaba el sol todo el día, como los girasoles.

Es el turno de visitar la noria cubierta más grande el mundo, hecha en mármol blanco y en funcionamiento tan solo unos pocos días al año. Desde luego, esta útil construcción no deja indiferente a nadie.

Llegamos ahora hasta el Parque de la Independencia, donde ¡coincidimos con una boda turkmena! Lo pasamos genial hablando con los locales, sobre todo con los fotógrafos de la boda que se interesan por nuestras cámaras. Nos tomamos unas cuantas fotos con los asistentes y seguimos nuestra visita.

El Parque de la Independencia posee un monumento llamado el émbolo, de 91 m. de alto en relación con la proclamación en 1991 de la independencia del país. Además, enormes esculturas de importantes personajes históricos, entre ellos, una nueva estatua dorada de Türkmenbashy rodean el émbolo. ¡Es un sitio impresionante!

En un lateral encontramos el monumento al libro “Rukhnama” que escribió Türkmenbashy. Todos los días a las 8 de la tarde el libro se “abre” y se proyecta un vídeo en sus páginas con un pasaje del mismo.

Pasamos por el monumental estadio olímpico, sede de los juegos asiáticos de 2017. Toda la villa olímpica está hecha en mármol blanco y se ilumina de noche con leds de mil colores. Un espectáculo que esperamos ver más tarde.

Con la tarjeta de memoria llena y el estómago vacío nos dirigimos al restaurante Merdem, en el que disfrutamos de varios platos tradicionales en una auténtica yurta 🙂

Después de comer, ya por nuestra cuenta visitamos la mezquita Ertugrul Gazi (solo por fuera), muy pintoresca y algo más tradicional que todo lo que hemos visto hasta ahora.

Es momento de relacionarse con la gente, así que ponemos rumbo hacia donde creemos que están los locales: los centros comerciales. Elegimos el Yimpas Shopping Center y nos lo pasamos pipa recorriéndolo ya que todas las tiendas nos son desconocidas. Efectivamente, aquí hay mucha gente disfrutando de un helado, de algodón de azúcar o simplemente visitando las tiendas. Por fin nos sentimos en una “gran ciudad”.

Es hora de acabar el día en el bar con mejores vistas de la ciudad, Umyt Grill Lounge. Y aquí vivimos uno de los atardeceres más mágicos del viaje.

El sol se pone entre los blancos edificios mientras estos se van iluminando poco a poco con luces de neón de todos los colores. Si nos abstraemos un poco, podemos pensar que estamos en Las Vegas o en cualquier otra ciudad del mundo. Pero no en Ashgabat, la excéntrica capital del país más cerrado del mundo.

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