En busca de un destino culturalmente diferente a Europa, pero no muy lejano? ¿Un lugar donde la impresionante arquitectura te deje boquiabierto? ¿Con los alojamientos más increíbles y a buen precio? ¿Un país con mar, montaña, desierto y vibrantes ciudades? Mucha preguntas y una sola respuesta: Marruecos.
Los vuelos económicos desde Europa han permitido que Marruecos entre en el radar de muchos viajeros que sueñan con acariciar la cultura árabe sin necesidad de viajar a la otra punta del mundo. Pese a que muchas ciudades como Marrakech o Fez son perfectas para visitar en un fin de semana largo, somos cada vez más los que no nos conformamos con unas breves pinceladas y queremos vivir la experiencia marroquí al 100%. Y para ello, nada mejor que lanzarse a la aventura y emprender un road trip que nos permita trazar una ruta a nuestro gusto y descubrir los rincones más ocultos del país.

Índice
5 RAZONES POR LAS QUE EMPRENDER UN ROADTRIP EN MARRUECOS
- El país es muy seguro y las carreteras están en muy buen estado en general
- Es la manera más rápida y sencilla de moverse entre Marrakech, la cordillera del Atlas y el desierto del Sáhara
- Es mucho más económico de lo que pueda parecer, sobre todo en grupo o en pareja
- Conducir entre los pueblos del Atlas, entre palmerales y dunas, simplemente no tiene precio
- Adaptar la ruta, disfrutar del amanecer o quedarse ensimismado con las vistas durante horas, son cosas que solo podrás hacer con tu propio vehículo

5 CONSEJOS PARA CONDUCIR EN MARRUECOS
- Elegir una compañía local, frente a las grandes cadenas internacionales
Puede sonar raro, pero las filiales de estas empresas en Marruecos no tienen buena reputación y aprovechan cualquier resquicio para intentar engañar al cliente. Si queréis la recomendación de la compañía local que contratamos nosotros, dejadnos un comentario y lo compartiremos por email. Además, habremos de conformarnos con el coche que nos den: no siempre obtendremos lo que hemos reservado, los coches suelen ser más antiguos y estar más ajados de lo normal. Es importante hacer fotos, grabar vídeos y apuntar todos los desperfectos antes de la salida para evitar problemas con la entrega. Puede que la preferencia entre manual y automático no sea tenida en cuenta, así que si esto es importante para vosotros, insistid mucho. - Evitar conducir de noche
Burros, niños, biciletas, carros, vendedores, autoestopistas, camellos… todos estos elementos pueden aparecer en algunas carreteras, tanto de día como de noche. Para la tranquilidad del conductor es mejor esquivar estos objetos a la luz del día. - Evitar conducir en medio de las grandes ciudades
Las laberínticas medinas y su caos generalizado no se llevan bien con los coches y menos con los de alquiler. Es mejor buscar un alojamiento a las puertas de la medina con un aparcamiento decente y recorrer el centro a pie siempre que sea posible. - Planificar la ruta por adelantado
Es importante saber cuánto tiempo nos llevará llegar hasta nuestro destino, añadiendo un margen amplio que nos permita ir relajados, disfrutar de las vistas y adaptarnos a las condiciones variables del asfalto. - Ojo a los controles de velocidad y a la policía
Prácticamente en cada entrada y salida de población hay un control policial. Los policías marroquís son muy amables, especialmente con los turistas. Si os paran, lo normal es que os pidan los papeles, hagan algún comentario simpático sobre vuestra procedencia y os dejen continuar. Eso sí, hay que ser muy respetuoso con los límites de velocidad y con las reglas de adelantamiento ya que en caso de infracción no dudarán en poneros una multa, muy amablemente, eso sí.


RUTA COMPLETA
11 días, 2000 kilómetros, 8 ciudades e infintas aventuras. Es un buen resumen de nuestro roadtrip en Marruecos. Pese a que en algunos destinos nos habría encantado detenernos más tiempo, teníamos intención de hacer una ruta circular y de conocer un poco de cada región y volver en un futuro según lo que nos hubiera gustado más. Así que si os estáis planteando una ruta completa por Marruecos pero no disponéis de mucho tiempo, seguid leyendo 🙂

DÍA 1 – CASABLANCA
Toda visita que se precie a Casablanca debe incluir la grandiosa Mezquita de Hassan II. La más alta del mundo y la segunda más grande después de La Meca, no deja indiferente al viajero, tanto por dentro como por fuera. Es un buen punto de partida para pasar por la Corniche, el bonito paseo marítimo de Casablanca, hasta llegar a la Medina y al famoso Rick’s Café, enclave de la mítica película Casablanca. Por último se puede visitar la Catedral de Sacre Coeur y la Plaza de Mohamad V, situados en la parte moderna de la ciudad.

Por la tarde partimos hacia Marrakech. Tras dos horas y media de cómoda autopista, nos encontramos frente a frente con la Ciudad Rosa. Un vespertino paseo de reconocimiento por la plaza de Yamaa El Fna y los alrededores de la Mezquita Koutubia servirá de aperitivo para lo que nos deparan los próximos dos días.

DÍA 2 – MARRAKECH
Nos desperezamos en los coloridos Jardines de Majorelle antes de que lleguen las olas de turistas, para después caminar y perdernos, literalmente por el zoco de Marrakech. Lo mejor es vagar sin rumbo y dejarse sorprender. Regatear y comprar, en este orden, sin dejarse sobrepasar por los insistentes tenderos. En medio de la ruidosa medina, nos encontramos con un remanso de paz, Le Jardin Secret, un pequeño museo-jardín que en su planta alta ofrece bonitas vistas a la ciudad.
Después de comer vistamos el colorido Palacio Bahia. Es buen momento para tomar el té en uno de los hoteles más lujosos del mundo, La Mamounia. Un paseo por sus jardines y salones deja boquiabiertante a cualquiera.

DÍA 3 – MARRAKECH
Es conveniente dedicar las primeras horas del día a uno de los enclaves más populares y espectaculares de Marrakech, las Tumbas Saadíes. Después podemos visitar el Palacio Badi, medio en ruinas pero con unos enclaves muy fotogénicos. Desde sus murallas las vistas a la ciudad son espléndidas.
Después de comer callejeamos un poco más por la medina hasta atravesar la puerta Bab Agnaou, aquí podemos tomar un taxi hasta los Jardines de Menara. La luz de la tarde nos permitirá tomar increíbles fotos de su estanque con el Atlas de fondo. Para cerrar el círculo, nos despedimos de Marrakech disfrutando del atardecer en la ajetreada Yamaa El Fna.

DÍA 4 – EL ATLAS, AIT-BEN HADOU, OUARZATE
La jornada de hoy será larga, así que conviene dejar Marrakech con la primera luz del día. Tras unas dos horas de carreteras serpenteantes y rurales, llegamos al puerto más alto de esta zona del Atlas, Tziz-n-Tichka. Paramos aquí para respirar hondo y apreciar las vistas antes de comenzar la Ruta de las Mil Kasbahs. Y sin más dilación ponemos rumbo a uno de los enclaves más únicos de esta ruta, Ait Ben Haddou. Este pueblo construido en adobe, atravesado por un río y enclavado en una colina, aún conserva su magia pese al gran número de turistas que recibe.
Disfrutando de la carretera y divisando más y más pueblitos de adobe llegamos hasta Ouarzazate. Se trata de una de las poblaciones más grandes de la región. Con sus estudios de cine y su bonita Kasbah Taourit, suponen una parada imprescindible en nuestra ruta. A última hora de la tarde no debemos perdernos el palmeral de Skoura. Una llanura salpicada de palmeras hasta donde alcanza la vista, rodeada de Kasbahs. Merece mucho la pena ver el atardecer desde la Kasbah Amridil.


DÍA 5 – DADES, TINHERIR, TODRA, MERZOUGA
Otro día intenso en el horizonte que comienza con un buen madrugón para admirar la región del Dades. Recorremos varios valles de tierra rojiza salpicados de kasbahs y formaciones geológicas imposibles hasta llegar a la famosa carretera serpenteante de Tissadrine. El paisaje, las vistas y la paz de las primeras horas del día es impagable.
Continuamos hata Tinherir, un gran oasis de palmeras y agua en medio del desierto con varias poblaciones de pintorescas casitas colgantes alrededor. Se trata de la puerta de entrada a las Gargantas del Todra, un desfiladero muy estrecho de montañas escarpadas y estériles de unos 300 metros, con un río claro y cristalino que discurre a través de él.
La ruta hasta Merzouga es especialmente bonita, con pueblecitos, kasbahs y palmerales repartidos por todo el trayecto, que poco a poco van dejando paso a un árido deesierto. En Merzouga, la experiencia no está completa al 100% si no nos alojamos en un campamento beduíno en medio del desierto. Las cómodas jaimas entre las dunas y el cielo más estrellado nos acogerán durante la noche.


DÍA 6 – DÍA EN RUTA
El amanecer en el desierto es sencillamente de otro mundo. Ver el sol asomar entre los arenales, con los camellos paseando en el horizonte es algo que se queda en la retina para siempre. El desierto del Sáhara nos despide con pena al emprender la ruta hacia Fez.
Aunque larga, es una ruta preciosa. Después de Er-Rachidia entramos en el valle del Ziz con sus palmerales. Pasado Azrou se ven los bosques de cedros del Atlas Medio y justo antes de llegar a Fez nos sorprende el pueblito alpino de Ifrán, de estilo más suizo que marroquí.


DÍA 7 – FEZ
Despertamos en Fez, ciudad universitaria por excelencia y de corte más conservador que el resto del país. Entramos a la impresionante y enrevesada medina por la puerta Bab Boujloud, desde la que parten las calles más famosas: Talra Kbira y Tala Saguira. A pocos metros se encuentra la Madrasa Bou Inania. Callejeando sin rumbo, será fácil dar con la famosa universidad Kairaoine. Tarde o temprano y tras varios momentos de desorientación, llegamos a la Plaza Seffarine, una especie de zoco de objetos de metal y calderos muy auténtico. Muy cerca están las famosas Curtiderías de Chouwara. Consejo: sin pagar, las grandes tiendas de cuero aceptan dejar subir a turistas para ver mejor las curtiderías.
Callejeando nos topamos con otros lugares de interés como Zaouia Sidi Ahmed Tijani y la Zaouia de Moulay Idriss, el zoco de la henna y el zoco Nejjarine. Desde aquí podemos dirigirnos a otra de las puertas de la medina, Bab Guissa para coger un petit taxi hacia los jardines Jnan Sbil y el Palacio Real, que solo se puede visitar por fuera.
Las mejores vistas del atardecer las ofrece la colina de las Tumbas Marínides, donde podemos apreciar además la enormidad de la medina de Fez.



DÍA 8 – MEKNES, VOULUBILIS
Pasear por Meknes es tranquilo y sosegado ya que se trata de la menos popular de las ciudades imperiales de Marruecos. La gigantesca Plaza Hedim y sus mercados aledaños son el principal enclave de la medina. Se accede a través de la puerta Bab el Mansour, una de las más bellas del mundo y la más grande del Norte de África. Ya dentro de la medina hay tres mezquitas imponentes: Mezquita Nejjarine, Gran Mezquita y Mezquita Jamai Roua además de la maravillosa Madrasa Bou Inania que impera visitar. Al abandonar la medina, no podemos olvidarnos de entrar el Mausoleo Moulay Ismail
Volubilis es una de tantas sorpresas que depara Marruecos. Esta antigua ciudad romana con unos restos arqueológicos increíblemente bien conservados llegó a contar con más de 20.000 habitantes. Pasear entre el Foro, la Basílica y el Templo de Júpiter atravesando termas, arcos y mosaicos en casi total soledad no deja de parecer increíble.


DÍA 9 – CHEFCHAOUEN
Una ciudad completamente azul, con aires andaluces y carteles en español, pero situada en plena cordillera del Rif occidental. Chefchaouen es un sueño viajero. En cada rincón una foto. En cada fachada fores y macetas de colores. Tienditas de artesanía y callejuelas estrechas sugieren que lo mejor para disfrutar de esta ciudad es perdere en ella. Eso sí, hay rincones que no nos podemos dejar: la plaza el Hauta con sus soportales y su fuente y la plaza Outa el Hamman con la gran mezquita y su alcazaba. En la pequeña cascada de Ras el Ma podemos encontrar a mujeres haciendo la colada. Desde aquí un sendero discurre por la montaña hasta la mezquita española, dejando a nuestro paso las mejores vistas de la ciudad.



DÍA 10 – TÁNGER
No cuesta imaginar por qué Tánger tuvo su momento de esplendor durante los años 40 y 50, por ser cuna de espías, timadores, artistas y millonarios. Hoy en día la moderna avenida Mohammed VI recorre la playa hasta la medina, pero la Plaza del 9 de Abril con su famoso Cinema Rif y los Jardines de la Mendoubia, nos hablan de épocas coloniales. Desde aquí se entra en el recinto de la medina por la puerta Bab El-Fas, llegando en primer lugar al Mercado Central.
Más adelante está la plaza del Petit Socco. Desde aquí se puede ver la Gran Mezquita. Un corto paseo nos deja en el entramado de la Kasbah o Alcazaba, desde donde se puede apreciar la muralla y las vistas al puerto. Tomar un té en uno de las terrazas con vistas a la ciudad es una buena manera de acabar el día.


DÍA 11 – RABAT
La capital de Marruecos aúna modernidad y tradición. Rabat ofrece un aspecto europeo salpicado con tintes tradicionales y diferentes. La Necrópolis de Chellah es un buen ejemplo de ello. La siguiente parada será la Mezquita Assouna, de ahí continuamos caminando hacia la Torre Hassan, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Al lado se encuentra el Mausoleo de Mohammed V, erigido en memoria del rey Mohamed V, padre de la independencia marroquí y constuido en mármol blanco.
Rabat posee una de las medinas más auténticas de Marruecos, muy poco enfocada al turismo internacional y en la que se puede pasear tranquilamente. La Kasbah de los Oudayas es una zona amurallada al borde del mar a la que se accede por la bonita puerta de Bab Oudayas. Aquí se puede subir a la “Plataforma del Semáforo” para obtener unas increíbles vistas de la kasbah y de la playa. Suele haber surfistas y un ambiente muy relajado. Si el tiempo acompaña, se puede bajar hasta la playa y pasear hasta el faro de Rabat.


Y con un último adiós a la capital de un país que nos ha conquistado, que nos ha sorprendido y al que seguro volveremos, nos despedimos de este roadtrip por Marruecos. Esperamos que esta pequeña guía os sirva de ayuda e inspiración para diseñar vuestra propia experiencia por libre en Marruecos.
Si necesitáis más detalles o asesoramiento, no dudéis en dejarnos un comentario o echarle un ojo a nuestro servicio de guías 100% personalizadas.